El Girona sigue atrapado en la zona baja de LaLiga, incapaz de dar el salto definitivo pese a los destellos iniciales bajo Míchel, y la goleada encajada en casa ante el Elche (0-3) ha devuelto al equipo a puestos de descenso directo. El portero Paulo Gazzaniga cometió errores graves que facilitaron dos tantos ilicitanos, sumando al Oviedo un punto de ventaja en la tabla y agravando la crisis gerundense.

Goleada en casa que frena el relanzamiento

El equipo de Míchel parecía mostrar signos de recuperación con una racha de tres partidos sin perder, pero la visita del Elche desmontó cualquier ilusión: pasividad defensiva, falta de intensidad y fallos groseros atrás propiciaron un correctivo que deja al Girona con solo 12 puntos en 14 jornadas. Gazzaniga, protagonista negativo con un pase directo a un rival en el área y una parada fallida, simboliza las fragilidades que lastran al bloque rojiblanco.

Esta derrota, la peor en Montilivi esta temporada, confirma un patrón preocupante: 2 victorias, 6 empates y 6 derrotas, con un balance goleador de 13-26 que es de los peores del campeonato. Míchel insiste en su estilo de presión alta y transiciones rápidas, pero la ejecución falla lejos del balón y en escenarios de alta exigencia.

De vuelta al descenso, con el Oviedo pisando talones

La tabla no miente: 18º con 12 puntos, Girona regresa a zona roja tras la victoria del Elche, que le recorta distancia, mientras el Real Oviedo le iguala o supera en la lucha por la salvación tras su empate reciente. El historial ante el Oviedo (3-3 en octubre, con goles de Stuani y Ounahi) ilustra la paridad en el pozo, pero cada tropiezo gerundense reduce el margen de error.

Fuera de casa, cero victorias en seis salidas agravan el panorama, obligando a Míchel a priorizar la solidez antes que el riesgo ofensivo si quiere evitar un calvario prolongado. La presión crece: rivales directos como Oviedo o Levante no despegan, pero el Girona necesita puntos ya para no hundirse más.