Los del Cholo Simeone cumplieron ante el Valencia (2-1) y mantienen el pulso al líder, pero saben que LaLiga no se gana solo en el Metropolitano. El equipo se enfrenta a su «Bestia Negra» particular: mejorar a domicilio. Próxima parada, Montilivi, ante un Girona en racha que examinará la candidatura rojiblanca.

Fran González / LaQuiniela.es

El Atlético de Madrid sigue vivo, y eso, con Diego Pablo Simeone al mando, siempre es una amenaza. La victoria de este fin de semana ante el Valencia (2-1) sirvió para cicatrizar heridas y, sobre todo, para no perder la estela de un FC Barcelona que no levanta el pie del acelerador, además claro está, de Real Madrid y Villarreal. El triunfo en casa reafirma una certeza: el Metropolitano es un fortín inexpugnable. Pero también subraya la gran cuenta pendiente de este curso: para pelear el título, hace falta ser igual de fiero lejos de Madrid.

Simeone lo tiene claro y el vestuario también. Las opciones de levantar el trofeo pasan, obligatoriamente, por «mejorar el rendimiento como visitante». Esa fragilidad lejos de casa es el lastre que impide a los colchoneros mirar a los ojos al líder con mayor descaro. En casa son un rodillo; fuera, el equipo a veces se vuelve mortal, dubitativo, frágil. Y en esa grieta es donde se escapan las Ligas.

Montilivi: Examen de altura para la asignatura pendiente

El destino ha querido que la próxima prueba de fuego sea de las que marcan temporada. El Atlético visitará al Girona de Míchel, un equipo que llega con la flecha para arriba tras asaltar Anoeta y salir a flote desde el descenso. No es un escenario cualquiera ni un rival cómodo.

Los catalanes ya saben lo que es amargarle la tarde al Cholo. El Girona compite, juega con desparpajo y, tras su reciente resurrección (8 puntos de los últimos 15), llega con la moral por las nubes. Para el Atlético, Montilivi no es solo un estadio; es el espejo donde mirarse para ver si han superado su complejo de visitante.

Ganar o ganar: No hay margen de error

Este duelo es uno de los partidos destacados del boleto de La Quiniela precisamente por la incertidumbre que genera. Por un lado, la calidad y la obligación histórica del Atlético; por otro, la dinámica positiva y el factor local del Girona.

Si el Atlético quiere estar en la pelea real hasta mayo, no le valen las medias tintas. «Toca ganar fuera». Esa es la consigna que retumba en el Cerro del Espino esta semana. Un tropiezo en Girona no solo alejaría al Barça, sino que reabriría el debate sobre las dos caras de un equipo que necesita ser uno solo para ser campeón.