Los de Bordalás caen ante el Espanyol (0-1) y confirman su bache: dos derrotas seguidas y solo una victoria en los últimos cinco partidos. Aunque el buen arranque de curso mantiene el colchón, el equipo pide a gritos un cambio de rumbo antes de visitar el Villamarín.
Fran González /LaQuiniela.es
El Getafe CF ha entrado en zona de turbulencias. Lo que hace un mes era tranquilidad y elogios por un inicio de temporada notable, se ha transformado en preocupación tras una racha que empieza a pesar en las piernas y en la cabeza. La derrota de este sábado en casa ante el RCD Espanyol (0-1), con un solitario gol de Leandro Cabrera, ha encendido la luz de reserva en el cuadro azulón.
José Bordalás, hombre de pocas excusas y mucha exigencia, sabe que su equipo ha perdido esa chispa competitiva que le hacía inabordable. Los números recientes son fríos y contundentes: tres puntos de los últimos 15 en juego. Un bagaje demasiado pobre para quien aspira a vivir tranquilo en la zona media-alta de la tabla.
Vivir de las rentas tiene fecha de caducidad
Es cierto que el Getafe no mira el descenso de cerca, todavía. Los ahorros acumulados en las primeras jornadas, donde el equipo mostró una solidez envidiable, permiten que la clasificación (actualmente 8º con 20 puntos) siga siendo amable. Pero en el fútbol, vivir de las rentas es un deporte de riesgo.
La dinámica actual es la de un equipo que se desinfla: tras caer en Villarreal (2-0) y sucumbir ahora en el Coliseum ante un Espanyol al alza, el Getafe ha perdido su mayor virtud: la fiabilidad. Ante los pericos, el equipo lo intentó, pero se topó con la impotencia de no encontrar el camino al gol, una carencia que empieza a ser recurrente en este tramo del calendario.
El Villamarín como prueba de fuego
Sin tiempo para lamentos, el calendario ofrece un reto mayúsculo para medir la capacidad de reacción del equipo. El próximo domingo, el Getafe viaja a Sevilla para medirse al Real Betis en uno de los duelos más atractivos del boleto de La Quiniela.
El Benito Villamarín no suele ser plaza para equipos dubitativos. Bordalás tendrá que recuperar la mejor versión de sus soldados si no quiere que esta «alerta ámbar» pase a rojo. Ganar en Heliópolis sería el golpe de autoridad necesario para frenar la sangría y demostrar que este bache es solo eso, un mal momento, y no el inicio de una caída libre en la clasificación.