El Girona FC continúa sin encontrar el rumbo en esta temporada de LaLiga EA Sports, sumido en el fondo de la clasificación tras empatar ante el Real Oviedo y perder ante el Getafe por 2-1 en el partido adelantado al viernes. El equipo de Míchel Sánchez permanece como farolillo rojo, sin lograr despegar después de disputarse más de un cuarto del campeonato, lo que ha encendido todas las alarmas en Montilivi.
Una dinámica que preocupa: colista todo el arranque
La falta de victorias y la incapacidad para resistir o aprovechar los momentos clave se han convertido en una tendencia peligrosa. Tras once jornadas, el Girona acumula una única victoria, varios empates y numerosas derrotas, siendo el equipo más goleado de la categoría con 24 goles encajados y una de las peores diferencias de gol del campeonato (-14). Este lastre defensivo ha sentenciado a los rojiblancos a ocupar el último puesto de la tabla desde prácticamente el inicio, con precedentes negativos entre los equipos que recibieron tantos goles a estas alturas: todos acabaron descendiendo.
Montilivi, la esperanza rota y el recuerdo del Alavés
El próximo sábado, el Girona recibe a un Alavés en estado de gracia, que llega tras sorprender doblegando al Espanyol la jornada pasada. El recuerdo no es alentador para los locales: la pasada temporada el conjunto vitoriano ya se llevó el triunfo de Montilivi por 0-1, un precedente que refuerza la presión sobre los catalanes. El margen de maniobra comienza a reducirse: sumar de tres pasa de ser una necesidad a una cuestión de supervivencia.
Míchel en el foco: urgencia de reacción ya
La preocupación es lacerante. La afición empieza a temer lo peor y el discurso del míster ya admite sin matices que “si no mejoramos atrás y no sumamos esta semana, la situación puede volverse insostenible”. Montilivi espera que la energía de su gente y la llegada de un rival inesperadamente sólido sirvan de punto de inflexión para un equipo al que las circunstancias han puesto contra las cuerdas.
Queda claro: el Girona está ante un partido casi definitivo tan pronto como en noviembre. Ganar es el único remedio posible para evitar una pesadilla que, de perpetuarse, amenazaría seriamente la continuidad en Primera.