El Girona FC atraviesa uno de los momentos más complicados de su temporada 2024/25. Tras encadenar ocho partidos consecutivos sin ganar, el equipo dirigido por Míchel Sánchez ha pasado de soñar con repetir clasificación europea a estar peligrosamente cerca de los puestos de descenso. Actualmente en la 13ª posición con 34 puntos, el Girona solo tiene una ventaja de siete puntos sobre el Leganés (18º) y ocho sobre Las Palmas (19º), pero ambos equipos los blanquiazules tienen un partido menos, lo que podría reducir aún más esa distancia.
El próximo encuentro contra Osasuna este domingo, partido destacado del boleto de La Quiniela, será una auténtica final para los catalanes, que necesitan urgentemente cortar su mala racha y recuperar confianza en la recta final de LaLiga.
De la gloria a la incertidumbre
La temporada pasada, el Girona fue una de las grandes revelaciones del fútbol español, terminando en tercera posición y clasificándose por primera vez a la UEFA Champions League. Sin embargo, esta campaña ha sido muy diferente. La pérdida de jugadores clave como Artem Dovbyk, Aleix García y Savio durante el mercado de verano dejó al equipo debilitado, mientras que las nuevas incorporaciones, como Abel Ruiz y Yaser Asprilla, no han logrado llenar ese vacío.
Además, la exigencia de competir en tres competiciones (LaLiga, Champions League y Copa del Rey) ha pasado factura a una plantilla que carece de profundidad suficiente para afrontar tantos compromisos. El desgaste físico y mental acumulado ha sido evidente desde principios de 2025, con solo dos victorias en lo que va del año.
Problemas ofensivos y defensivos
Uno de los mayores problemas del Girona esta temporada ha sido su falta de contundencia ofensiva. Mientras que el año pasado marcó 85 goles en LaLiga, esta campaña apenas lleva 37 tantos en 30 jornadas, lo que refleja una clara caída en su capacidad para generar peligro. La ausencia de un delantero decisivo como Dovbyk se ha hecho notar, ya que ninguno de los actuales atacantes ha asumido ese rol goleador.
En defensa, los números tampoco son alentadores. Con 46 goles encajados, el equipo se muestra vulnerable ante contragolpes y errores individuales. A pesar de fichajes como Ladislav Krejčí para reforzar la zaga, el Girona sigue sin encontrar estabilidad defensiva.
La derrota ante el Alavés: un golpe duro
El pasado sábado, el Girona cayó por 0-1 ante el Alavés en Montilivi, un resultado que agravó aún más su crisis. A pesar de dominar la posesión (65%) y generar algunas ocasiones claras con jugadores como Arnaut Danjuma y Donny van de Beek, el equipo no logró materializar sus oportunidades. El gol del Alavés llegó tras un contragolpe bien ejecutado por Carlos Vicente, dejando al Girona sin respuesta en los minutos finales.
La derrota provocó abucheos por parte de la afición local, reflejo del descontento generalizado con el rendimiento del equipo. Míchel intentó sacudir al grupo con cambios tácticos y rotaciones, pero nada parece funcionar para revertir la dinámica negativa.
El partido contra Osasuna: una final por la permanencia
Con solo ocho jornadas restantes, cada partido será crucial para el Girona en su lucha por mantenerse en Primera División. El próximo duelo contra Osasuna será especialmente importante, ya que ambos equipos están separados por apenas un punto en la tabla (Osasuna tiene 34 puntos pero con un partido menos).
Osasuna también llega al encuentro necesitado de puntos tras una racha irregular, lo que convierte este enfrentamiento en un choque directo por alejarse del descenso. Una victoria permitiría al Girona tomar aire y recuperar algo de confianza antes de afrontar un calendario complicado que incluye partidos contra Real Sociedad y Villarreal.
Opciones reales de permanencia
A pesar del mal momento que atraviesa el equipo, las matemáticas todavía juegan a favor del Girona. Según proyecciones estadísticas, necesitan sumar al menos 10 puntos en las últimas ocho jornadas para garantizar su permanencia. Esto significa que deben aprovechar al máximo los enfrentamientos directos contra rivales como Osasuna o Leganés.
Sin embargo, las sensaciones actuales no invitan al optimismo. Míchel Sánchez tiene mucho trabajo por delante para recuperar la moral del grupo y ajustar aspectos tácticos clave tanto en ataque como en defensa.