El Real Madrid encajó una dura derrota (0-2) ante el Celta en el Bernabéu, rompiendo su pleno de victorias en casa en Liga y alimentando las dudas en torno al proyecto de Xabi Alonso. El tropiezo llega en el peor momento posible: a las puertas de recibir al Manchester City en Champions, uno de los grandes focos del boleto de La Quiniela de esta semana.

Un golpe al fortín del Bernabéu

Hasta la visita del Celta, el Real Madrid contaba sus partidos de Liga en casa por victorias, con seis triunfos seguidos en el Bernabéu y sensaciones de firmeza doméstica. El 0-2 frente al conjunto gallego no solo supone la segunda derrota liguera del curso, sino que expone fragilidades en gestión de partidos y control emocional, con dos expulsiones que dejaron al equipo con nueve hombres en el tramo final.

El héroe de la noche fue Williot Swedberg, autor de un doblete en la segunda parte que castigó la falta de contundencia blanca en las áreas y desató la frustración de una grada que esperaba un triunfo cómodo antes de la gran cita europea. La combinación de falta de pegada en momentos clave y desconexiones defensivas ha pasado de ser un aviso aislado a convertirse en patrón en los últimos encuentros.

Una racha que enciende las alarmas

El tropiezo ante el Celta se suma a otros resultados decepcionantes recientes, como los empates frente a Elche (2-2) y Girona (1-1) y el 0-0 contra el Rayo, en una secuencia de Liga en la que el equipo ha dejado escapar demasiados puntos. En paralelo, la derrota en Anfield ante el Liverpool ya había sembrado dudas en Champions, obligando al Madrid a reaccionar para no complicarse la clasificación en la nueva liguilla europea.

En total, el equipo de Xabi Alonso solo ha logrado una victoria en sus últimos cinco partidos de Liga, un registro impropio de un candidato al título y que ha permitido a Barcelona abrir brecha en la parte alta de la tabla. En este contexto, cada nuevo tropiezo alimenta el debate sobre si el proyecto está madurando al ritmo exigido por el escudo o si las dudas estructurales —especialmente en consistencia defensiva y gestión de rotaciones— están lastrando al grupo.

Xabi Alonso, bajo el microscopio

El técnico ha apostado por una idea de juego ambiciosa, con protagonismo del balón y presión alta, pero los últimos marcadores han puesto el foco en la fragilidad del equipo cuando el plan no se impone desde el inicio. Las rotaciones, necesarias por calendario, han dejado partidos irregulares en los que el Madrid ha perdido control en el centro del campo y se ha mostrado vulnerable a contragolpes y centros laterales.

La afición, acostumbrada a que el equipo responda en los momentos de máxima exigencia, observa con inquietud cómo se acumulan empates y derrotas ante rivales teóricamente inferiores mientras se acerca un nuevo examen europeo de máximo nivel. Aunque la clasificación en Champions sigue bien encaminada, la sensación de “equipo inacabado” hace que cada partido se valore como un plebiscito silencioso sobre la gestión de Alonso.

Un Manchester City letal a la vista

El calendario no da respiro: el próximo compromiso es nada menos que el Manchester City en el Bernabéu, duelo directo en la fase de liguilla de Champions y uno de los partidos estrella del boleto de La Quiniela de la jornada 27 de la temporada. El conjunto de Pep Guardiola llega con buen tono goleador —goleadas recientes en Premier y capacidad para anotar lejos de casa— pese a algún tropiezo europeo, lo que refuerza la imagen de rival capaz de castigar cualquier desajuste defensivo blanco.

En clave La Quiniela, el choque se presenta como uno de los pronósticos más abiertos del boleto: el histórico reciente entre ambos refleja marcadores altos y eliminatorias muy equilibradas, con un ligero plus para el Madrid cuando juega en el Bernabéu, pero sin margen para la confianza tras la derrota ante el Celta. Muchos apostantes valorarán el “doble” (1X o 12) precisamente por la mezcla entre el gen competitivo europeo del Madrid y la fiabilidad ofensiva del City, en un escenario donde el último tropiezo liguero puede inclinar la balanza de la prudencia en los pronósticos.