El Real Oviedo vive días de incertidumbre. Apenas una semana después del regreso de Luis Carrión al banquillo azul, el equipo volvió a sufrir una derrota dolorosa en el Carlos Tartiere, cayendo 0-2 frente al Espanyol gracias a los tantos de Kike García y Pere Milla. El resultado confirma un arranque liguero preocupante: el conjunto asturiano suma siete derrotas en nueve jornadas y dormirá en puestos de descenso, cada vez más cerca del farolillo rojo.
Cambio de etapa que no cambia la dinámica
El relevo en el banquillo, con la destitución de Veljko Paunovic y la vuelta de Carrión, no ha conseguido, de momento, alterar el rumbo del equipo. Ante el Espanyol, el Oviedo compitió con orden en la primera parte, pero el tanto visitante en el minuto 70 rompió su resistencia. Pese a los intentos de reacción, el equipo volvió a mostrar dudas defensivas y una falta de eficacia ofensiva que lo lastra semana tras semana.
El regreso de Carrión, recibido con expectación y asombro por la afición, se topó con una noche amarga en el Tartiere. El técnico reconoció tras el duelo que el principal reto es recuperar la confianza, especialmente en un vestuario que siente el peso de las derrotas.
El equipo que más pierde de la categoría
Con siete derrotas en nueve partidos, el Oviedo es hoy el equipo que más ha perdido en la categoría. Solo dos victorias iluminan un balance sombrío que refleja la necesidad de un cambio inmediato de rumbo. El conjunto carbayón ha encajado 16 goles y ha mostrado una notable fragilidad cada vez que el rival impone ritmo o dominio territorial.
Sin embargo, Carrión no pierde la fe. Sabe que la temporada aún ofrece margen de reacción y prepara varios cambios de cara al trascendental duelo ante el Girona del próximo sábado, señalado como uno de los partidos destacados del boleto de La Quiniela. Su objetivo: reforzar la zaga, equilibrar el mediocampo y recuperar el espíritu combativo que caracterizó al equipo en etapas pasadas, como su anterior ocasión en el banquillo, donde llevó al equipo a pelear por el ascenso jugando el mejor fútbol que se recuerda recientemente por la capital del Principado.
Un reto que puede marcar el rumbo
El encuentro en Montilivi no será un partido más. El Girona, rival directo en la pelea por la permanencia, aparece como una prueba definitiva para medir la capacidad de reacción de los asturianos. Una victoria no solo permitiría al Oviedo cortar la racha negativa, sino también recobrar la confianza y la conexión con una afición que, pese al desencanto, sigue respondiendo con fidelidad.
El Real Oviedo afronta el desafío con la esperanza de transformar la frustración en impulso. Porque si algo caracteriza a este club, es que nunca deja de intentarlo, incluso cuando los resultados parecen empeñarse en lo contrario. En Montilivi, más que tres puntos, el conjunto azul buscará un motivo para volver a creer.