El Real Valladolid afronta el final de una temporada decepcionante con un objetivo claro: regresar a Primera División en 2026 y romper, de una vez por todas, con la etiqueta de «equipo ascensor» que le ha acompañado en el siglo XXI. Tras consumar un nuevo descenso, el club blanquivioleta ya trabaja en una profunda renovación de la plantilla y de su proyecto deportivo para competir con garantías en la próxima Segunda División y aspirar al ascenso directo.

Un club marcado por los ascensos y descensos

El Valladolid ha vivido cinco descensos y cuatro ascensos desde el año 2000, convirtiéndose en uno de los equipos españoles con más movimientos entre Primera y Segunda en las últimas décadas. Esta inestabilidad ha impedido consolidar un proyecto a largo plazo y ha generado la necesidad de cambios estructurales cada vez que el club pierde la categoría.

Renovación casi total del plantel

La dirección deportiva, aún pendiente de la continuidad de Domingo Catoira, tiene por delante la tarea de reconstruir el equipo casi desde cero. De los 29 jugadores actuales, 13 finalizan contrato o cesión este verano y la mayoría no seguirá en el club. Entre las bajas seguras destacan Florian Grillitsch, Comert, Aidoo, Hein, Aznou, Candela, Cenk y Mario Martín, que regresan a sus clubes de origen, además de otros como Anuar, Chuki, Luis Pérez, Iván Sánchez y Henrique Silva, que terminan contrato.

El club cuenta con 16 futbolistas con contrato en vigor, aunque varios de ellos tampoco entran en los planes para la próxima temporada, como Kenedy, Amath o Machís. Raúl Moro, la gran joya de la plantilla, está en la rampa de salida y su venta será clave para financiar los refuerzos necesarios. Por otro lado, canteranos como Chuki han renovado y serán piezas importantes en el nuevo proyecto, apostando por una base joven y de futuro.

Fichajes y perfiles para el ascenso

El Valladolid sabe que necesita acertar en el mercado de fichajes tras varios años de mala planificación deportiva. El objetivo es confeccionar una plantilla competitiva, con experiencia en Segunda y hambre de éxito, que permita pelear por el ascenso desde el primer momento. El club buscará reforzar todas las líneas, priorizando jugadores con compromiso y capacidad de adaptación a la exigente categoría de plata.

Cambios en la estructura y el banquillo

La revolución no solo afectará a la plantilla. El club también debe definir quién liderará el proyecto desde el banquillo y la dirección deportiva, con la posible venta de la entidad por parte de Ronaldo Nazario como telón de fondo. La estabilidad institucional y la claridad en el modelo de juego serán claves para evitar los errores del pasado y construir un equipo sólido y reconocible.

Un reto: dejar atrás el rol de «equipo ascensor»

El gran desafío para el Valladolid es dejar atrás la imagen de club que sube y baja cada temporada. Para ello, la directiva apuesta por una renovación profunda y una planificación más ambiciosa, con el objetivo de lograr un ascenso rápido y, sobre todo, sentar las bases para consolidarse en Primera en el futuro.

Esta próxima jornada, el Valladolid se mide al Alavés en uno de los partidos destacados del boleto de La Quiniela.