El Sevilla vivió un fin de semana de contrastes en el Sánchez-Pizjuán. Tras la alegría de golear al Barcelona unos días antes y sumar su segundo triunfo consecutivo de la temporada, llegó una dura y inesperada derrota en casa frente al Mallorca (1-3), un partido malo del equipo dirigido por Matías Almeyda que despertó la frustración de una afición ansiosa por la estabilidad y soñando con volver a Europa.

Una primera mitad prometedora que se diluyó

El partido comenzó con dominio sevillista y la ilusión de seguir confirmando su recuperación. Rubén Vargas inauguró el marcador al cuarto de hora tras aprovechar un centro preciso y un error defensivo visitante, abriendo camino para que los nervionenses dominaran el encuentro. Pero la pausa para la hidratación cambió la dinámica, y a partir de ahí, el Mallorca comenzó a dominar el partido, asentándose y haciendo daño con transiciones rápidas y efectivas.

El Mallorca resucita y el Sevilla se apaga

La segunda mitad fue un calvario para el Sevilla. El Mallorca empató en el minuto 67 con un zurdazo de Vedat Muriqi y en apenas diez minutos Mateo Joseph marcó un doblete que certificó la remontada y confirmó la fragilidad defensiva y la falta de respuesta del Sevilla, que terminó silbado por sus propios hinchas.

La irregularidad, enemigo silencioso

Esta derrota resalta un patrón preocupante: el Sevilla no logra despegar de manera constante en esta temporada 2025-26. La irregularidad que tantas dudas ha generado cuando se esperan grandes objetivos sigue siendo un lastre pesado para un equipo que sueña con volver a competir en Europa. Almeyda debe ahora trabajar para encontrar el equilibrio, sobre todo en defensa, y evitar caer en la ansiedad que trae consigo el desconocimiento de una línea estable de resultados.

Una afición que sigue confiando

A pesar del traspié, la afición sevillista no pierde la esperanza. La temporada es larga y el objetivo europeo sigue vivo, pero para alcanzarlo es necesario que el equipo corrija errores y recupere esa confianza que mostró ante el Barcelona. La próxima jornada será clave para medir la capacidad de reacción del Sevilla y evitar que la frustración se convierta en un problema mayor.

Este Sevilla, que puede pasar del éxtasis a la decepción en 90 minutos, necesitará ahora más que nunca la unión y la complicidad de todos para superar sus debilidades y soñar con grandes metas.

Recuerda que La Quiniela contará esta jornada con el Real Madrid- Barcelona para decidir el pleno al 15 del boleto.