Cuando más lo necesitaban y estando incluso en la séptima plaza, tras un curso complicado y en el que se logró remontar el vuelo para pelear por Europa, el Valencia se apagó en el peor momento posible.

Los de Baraja tuvieron que hacer frente a un mercado estival del pasado curso en el que se perdieron grandes jugadores y no se reemplazaron. El míster apostó por los más jóvenes y salió bien, pero la gasolina se acabó cuando tocaba dar el último acelerón.

Y es que revisando las estadísticas, y desque se venciese en El Sadar a Osasuna por 0-1, el conjunto blanquinegro no ha sido capaz de volver a ganar en los siete últimos partidos del curso 23/24. Un balance de 2 empates y 5 derrotas, se han llevado por delante las esperanzas del valencianismo de volver a ver a su equipo por los campos de Europa, aunque fuera en la Conference League.

Además se firma el peor ciclo como local, ya que en Mestalla no se logró vencer en los últimos 5 partidos como local, algo que no ocurría desde la campaña 20/21.

Toca rearmarse y pensar en una renovación del plantel, para intentar de nuevo en la siguiente campaña tratar de terminar entre los seis primeros clasificados.