El Real Oviedo ha escrito una de las páginas más emocionantes y simbólicas del fútbol español al regresar a Primera División 24 años después de su último descenso. El club asturiano, que llegó a rozar la desaparición y descendió hasta Tercera División, culmina así una travesía de resistencia, orgullo y redención, sellada con una remontada épica ante el Mirandés en el Carlos Tartiere.

Del infierno a la gloria: una travesía única

El 31 de agosto de 2003, el Oviedo tocaba fondo: debutaba en Tercera División tras una doble caída —deportiva y administrativa—, con apenas 4.000 fieles en el estadio y una sanción federativa que lo dejaba con menos seis puntos. El club estuvo al borde de la desaparición, con una economía devastada y una ciudad que llegó a fundar un club alternativo. Sin embargo, la afición azul nunca dejó de creer y, a través de campañas de compra de acciones y una ampliación de capital a vida o muerte en 2012, logró mantener vivo al histórico equipo.

La llegada del Grupo Carso, liderado por Carlos Slim, y posteriormente del Grupo Pachuca en 2022, fue fundamental para la reconstrucción institucional y deportiva. El club recuperó estabilidad, profesionalizó su gestión y apostó por una identidad de trabajo y humildad.

El camino de regreso

El Oviedo regresó a Segunda División en 2015 y, desde entonces, fue consolidando un proyecto que combinó cantera, fichajes de experiencia —como el regreso de Santi Cazorla en 2023— y una afición incansable. La temporada 2024-25 fue el desenlace de ese esfuerzo: tras un inicio complicado, la llegada de Veljko Paunovic al banquillo fue el revulsivo definitivo.

Paunovic: de la tristeza del descenso a la gloria del ascenso

La historia de Paunovic añade un capítulo romántico a la hazaña azul. El serbio jugó, precisamente ante el Mallorca, el último partido del Oviedo en Primera en 2001, viviendo en carne propia el descenso. Veinticuatro años después, ha sido el entrenador que ha guiado al equipo de vuelta a la élite, saldando una deuda personal y colectiva. “Llevaba 24 años con esta espina clavada y hoy la sacamos. Sé que todos los que estamos en la foto del 2001 deseábamos esto. El ciclo se ha cumplido y yo he podido ser el representante. Hemos cumplido lo que todos deseábamos”, confesó, emocionado, tras el ascenso.

El partido del ascenso: una noche para la historia

El Mirandés golpeó primero, ampliando su ventaja global, pero el Oviedo reaccionó con un penalti transformado por Santi Cazorla, símbolo del oviedismo. Chaira empató la eliminatoria y, ya en la prórroga, Portillo desató la locura con el gol que selló el ascenso. El Carlos Tartiere, lleno hasta la bandera, vivió una invasión de campo y una celebración que quedará grabada en la memoria colectiva.

Un club forjado en la adversidad

El Real Oviedo ha reivindicado su lugar en la élite, pero sin olvidar de dónde viene. El club ha homenajeado a todos los rivales y regiones que formaron parte de su largo camino por el fútbol modesto, transformando la rivalidad en aprendizaje y forjando una identidad basada en la resistencia y la humildad.

Esta próxima jornada, La Quiniela de nuevo con el Mundial de Clubes y la Liga de Suecia.