El empate ya no le sirve al Real Oviedo. El equipo carbayón ha mejorado sensaciones con la llegada de Luis Carrión, pero los puntos siguen cayendo con cuentagotas y la permanencia exige empezar a sumar de tres de manera urgente, sobre todo viendo que los rivales directos continúan al alcance en la clasificación. La visita del próximo domingo al Sevilla, en un momento muy delicado para los hispalenses, se presenta como una oportunidad tan peligrosa como ilusionante y uno de los duelos marcados en rojo en el boleto de La Quiniela.
El efecto Carrión, buena imagen pero pocos puntos
Desde la llegada de Carrión, el Oviedo ha ganado en orden, competitividad y personalidad con balón, especialmente en el Carlos Tartiere, donde el equipo ha sido capaz de tutear a rivales de la zona alta. Sin embargo, demasiados partidos se han ido en empates o derrotas por la mínima, dejando la sensación de que el buen juego no se está traduciendo en un botín suficiente para salir del pozo.
En varios encuentros el equipo se ha puesto por delante o ha tenido fases de claro dominio sin rematarlas con el segundo gol, y cada error atrás se ha pagado caro. El Oviedo compite, pero no mata los partidos, y a estas alturas de la temporada las buenas sensaciones ya no alcanzan para justificar una clasificación que sigue siendo preocupante.
Ganar en casa ya no basta
Los pasos adelante como local son innegables: el Tartiere ha pasado de ser un estadio plano a empujar de verdad y el equipo responde con partidos intensos, presión alta y tramos de juego convincente. Aun así, cuando vives instalado en la zona baja, encadenar únicamente empates y victorias aisladas en casa no basta si la versión a domicilio sigue siendo tan pobre.
El gran debe del Oviedo está lejos de su estadio, donde los puntos han llegado con cuentagotas y los partidos se le escapan por detalles: desconexiones puntuales, errores en salida o falta de contundencia en las áreas. Convertir algunos de esos desplazamientos en victorias es condición imprescindible para dejar de vivir permanentemente con el agua al cuello.
Un descenso apretado… y una bala en el Pizjuán
La única noticia positiva dentro del drama es que el grupo de equipos metidos en el lío sigue muy comprimido y una racha corta puede cambiar por completo el panorama. Mientras los rivales directos tampoco terminan de despegar, el Oviedo se mantiene a tiro de salir de la zona caliente, pero cada jornada que pasa sin victoria reduce el margen de error.
En ese contexto, la visita al Sevilla del próximo domingo cobra una dimensión especial. El conjunto hispalense atraviesa un momento crítico, lejos de su mejor versión y con la presión de un Sánchez-Pizjuán que ya no perdona los tropiezos, lo que abre un escenario propicio para un Oviedo que, si se muestra valiente, puede encontrar espacios y golpear al contraataque.
Partido clave para La Quiniela
Para el boleto de La Quiniela, este Sevilla–Oviedo es uno de los partidos más incómodos de pronosticar. Por nombre e historial, el Sevilla parte como favorito, pero su crisis de resultados y la mejora competitiva del Oviedo convierten el signo en mucho más abierto de lo que dicta la clasificación.
Muchos apostantes optarán por cubrirse con un doble, especialmente teniendo en cuenta la necesidad de victoria del Oviedo y el ambiente enrarecido que se respira en Nervión. Si el cuadro carbayón logra dar por fin el salto del empate a la victoria lejos de casa, no solo se meterá de lleno en la pelea por la salvación, sino que también puede convertirse en una de las sorpresas más jugosas del boleto de la jornada.