El Real Oviedo respiró aliviado en Montilivi. Tras rozar una victoria que habría tenido tintes heroicos, el conjunto asturiano se llevó un empate 3-3 ante el Girona, un resultado con sabor agridulce, pero que marca el primer punto de la era Luis Carrión y corta una dinámica de derrotas consecutivas. Más allá del desenlace, los oviedistas exhibieron orgullo, capacidad de reacción y una mejora futbolística que invita al optimismo.

Un partido de locura que reflejó la resiliencia del Oviedo

El Oviedo llegó a Montilivi sabiendo que el escenario no era fácil. Sin embargo, los azules desplegaron una versión valiente y efectiva, golpeando con solidez en ataque. Primero Federico Viñas, desde el punto de penalti, y luego Salomón Rondón, con un impecable cabezazo, colocaron un sorprendente 0-2 en el marcador en apenas una hora de juego. Pero el fútbol, cruel e impredecible, tenía reservada otra historia.

El Girona reaccionó con su clásico empuje, y con dos penales transformados por Cristhian Stuani y un golazo de Azzedine Ounahi, firmó la remontada que hizo temer lo peor en la expedición oviedista. Pero en el descuento, cuando parecía que la pesadilla volvía a repetirse, el central David Carmo apareció como un delantero para conectar una pelota suelta y lograr el 3-3 final, desatando la emoción en el banquillo carbayón.

Primer punto con Carrión y primer empate del curso

El empate supuso varios hitos importantes para el Real Oviedo. Fue el primer punto cosechado bajo el mando de Luis Carrión, tras su llegada hace dos jornadas en sustitución de Veljko Paunovic, y además el primer empate del equipo en toda LaLiga 2025/26, ya que hasta la fecha los asturianos eran el único club de la categoría que no había sumado de uno.

El hecho de haber marcado tres goles fuera de casa demuestra también una evolución en el frente ofensivo, donde la dupla Viñas–Rondón empieza a consolidarse como una de las más peligrosas de los equipos de la parte baja.

Un punto que puede marcar un cambio

Más allá del marcador, el Oviedo mostró algo que hasta ahora le faltaba: capacidad para remontar los golpes y creer hasta el final. “Este punto es el principio, no el final del camino”, comentó un Carrión visiblemente satisfecho tras el partido. El entrenador catalán insistió en que el grupo “merecía un premio” por su actitud y que el empate debe ser “el punto de partida para la reacción definitiva”.

Con 7 puntos en la clasificación, los carbayones siguen en zona de peligro, pero ahora encaran la próxima jornada con más confianza. El equipo cerrará la fecha enfrentándose a Osasuna el próximo lunes, en el partido número 8 del boleto de La Quiniela, un duelo directo por la permanencia que puede marcar un antes y un después en la temporada.

El alma de un equipo que se niega a rendirse

El empate ante el Girona puede no haber sacado al Oviedo del fondo, pero sí ha devuelto una sensación que parecía perdida: la de ser competitivo. Los asturianos aún tienen mucho que corregir, sobre todo en defensa, pero recuperaron el orgullo, el carácter y la emoción de un grupo que se niega a hundirse. En Montilivi no ganaron, pero sí dieron el primer paso hacia la reconstrucción.