El Girona FC, que la temporada pasada sorprendió al mundo del fútbol al terminar tercero en LaLiga y clasificarse por primera vez a la UEFA Champions League, atraviesa ahora una grave crisis de resultados.
Actualmente ocupa la 13ª posición en LaLiga con 34 puntos, tras seis jornadas consecutivas sin ganar (tres empates y tres derrotas). Este declive ha sido atribuido a dos factores principales: la pérdida de jugadores clave el pasado verano y las exigencias de competir en tres competiciones simultáneamente.
La pérdida de jugadores clave
El verano de 2024 fue devastador para el Girona, ya que perdió a más de la mitad de su once titular tras su histórica campaña. Entre las bajas más significativas destacan:
- Artem Dovbyk, máximo goleador de LaLiga 2023-24 con 24 goles, vendido a la Roma por 38 millones de euros.
- Aleix García, cerebro del mediocampo, traspasado al Bayer Leverkusen por 18 millones.
- Savio y Yan Couto, regresaron a sus clubes matriz (Manchester City y Borussia Dortmund, respectivamente) tras finalizar sus cesiones.
- Pablo Torre y Eric García, también volvieron al FC Barcelona tras sus préstamos.
Estas salidas dejaron un vacío enorme en el equipo, tanto en calidad como en cohesión. Aunque el club invirtió más de 35 millones de euros en fichajes como Abel Ruiz, Yaser Asprilla y Ladislav Krejčí, los nuevos jugadores no han logrado llenar el hueco dejado por sus predecesores. Por ejemplo, Abel Ruiz solo ha anotado cuatro goles en toda la temporada, mientras que Asprilla ha tenido un impacto mínimo debido a su inconsistencia.
El desgaste de competir en Europa
Por primera vez en su historia, el Girona compitió en la UEFA Champions League esta temporada. Sin embargo, su participación fue decepcionante: solo ganó uno de los ocho partidos que disputó en la fase de grupos. Este pobre rendimiento no solo afectó su moral, sino que también sobrecargó físicamente a una plantilla que carece de profundidad suficiente para afrontar tres competiciones (LaLiga, Champions League y Copa del Rey).
El entrenador Míchel Sánchez ha reconocido públicamente las dificultades para gestionar los esfuerzos del equipo: «Compaginar LaLiga con Europa ha sido un desafío enorme para nosotros. No tenemos la experiencia ni los recursos que tienen otros equipos». Esta situación se agravó con las lesiones recurrentes de jugadores clave como Bryan Gil y Oriol Romeu.
Problemas tácticos y ofensivos
Otro factor que explica el declive del Girona es su falta de contundencia ofensiva. Mientras que la temporada pasada marcó 85 goles (el segundo mejor ataque de LaLiga), este año apenas ha anotado 36 tantos en 29 jornadas. La ausencia de un delantero decisivo como Dovbyk ha sido evidente, ya que ninguno de los nuevos fichajes ha logrado asumir ese rol.
Defensivamente, el equipo también ha sufrido. A pesar de fichar a Ladislav Krejčí para reforzar la zaga, el Girona sigue siendo vulnerable ante los contragolpes y ha encajado 41 goles esta temporada.
Difícil final de temporada
Con nueve jornadas restantes, el Girona necesita urgentemente recuperar su forma si quiere evitar verse involucrado en la lucha por el descenso. Su calendario incluye enfrentamientos cruciales contra rivales directos como el Espanyol y Las Palmas. Además, deberá mejorar su rendimiento fuera de casa, donde solo ha ganado tres partidos en toda la temporada.
Esta próxima jornada, el Girona se las verá con Alavés, un partido destacado del boleto de La Quiniela, en el que no les vale otra cosa que no sea la victoria a los rojiblancos.